BIOCONSTRUCCIÓN --------BIOHABITABILIDAD

      Como de salud integrativa trata este blog, me veo en la obligación de abordar al menos someramente uno de los parámetros más decisivos para nuestra vitalidad, por lo estático, lo permanente y determinante ya que de forma vitalicia optimizará todos nuestros niveles, energético, inmunitario y anímico. beneficiando grandemente a todo el que tenga la fortuna de vivir en un edificio que respetando los criterios de la BIOCONSTRUCCIÓN pueda etiquetarse como una verdadera casa BIOHABITABLE.



Todos los expertos en Bioconstrucción y Biohabitabilidad  han comprobado y demostrado que según esté construido un inmueble, puede mejorar muy notablemente nuestra calidad de vida y nuestro bienestar:  Su construcción, sus formas, su orientación, su luz, su distribución, su aprovechamiento energético y sobre todo los materiales con que se construya; Lo que ya se está imponiendo en los sectores más sensibles, informados e inteligentes de países más avanzados que el nuestro y que afortunadamente está llegando con fuerza a nuestros lares: LA BIOCONSTRUCCIÓN


LA BIOCONSTRUCCIÓN es un arte milenario, olvidado en el tiempo para ir dando paso a los edificios de nuestros días, construidos  con materiales sintéticos, con prisa, porque hay que cumplir con los plazos de entrega, para ganar el máximo dinero posible y sin que los oficios que intervienen puedan poner ningún mimo en cada uno de los elementos que van a constituir esa segunda piel de personas que seguramente no conocen.

 El boom de la construcción de finales de los 90 e inicios del 2000 llevó un incremento, cada vez mayor, en el uso de cemento y hormigón. La crisis energética de esos años impuso el aislamiento y el hermetismo máximo en los edificios, para optimizar el ahorro energético y la disminución del consumo de calefacción y aire acondicionado:  Instalación de dobles ventanas o dobles vidrios, marcos sellados con cintas de esponja adhesivas y aislantes sintéticos de última generación.

 Se consigue, más o menos la hermetización y el aislamiento, pero con ello se limita el intercambio natural de aire entre interior y exterior, reduciendo drásticamente el caudal de ventilación per cápita en ambientes cerrados, a tan sólo 5 m3/h (años ’80) y aumentado desmesuradamente la tasa de humedad y la concentración de compuestos tóxicos dañinos en los ambientes.

 Según la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU., el uso de una “ventilación” natural y/o forzada para reducir, hasta su eliminación, las concentraciones de contaminantes presentes en el aire de los interiores, se hace necesaria por no decir obligatoria para nuestra salud.

                                                         En la correcta proyección de un edificio saludable, se debe priorizar el empleo de materiales (muros, tabiques, forjados, techos, aislantes, pinturas) que permitan una “ventilación” y respiración  naturales del edificio cumpliendo las características de porosidad, higroscopicidad (capacidad de los materiales para absorber la humedad atmosférica) y transpirabilidad ).

                                                                                             Materiales de construcción que deberán ser naturales, reciclables, transpirables y eco-compatibles;  Se consigue así una vivienda ecológica y saludable,  es decir que estar dentro de ella equivale a poco menos que estar en plena naturaleza pues se obtiene un bienestar físico y psíquico óptimos.

Los agentes contaminantes presentes en el interior de los edificios, están también condicionados  por la calidad del aire exterior que como ya sabemos está bastante contaminado en las ciudades.   Pues bien, sabemos que la contaminación interior de muchos ambientes cerrados en las modernas viviendas de las ciudades, según datos actualizados, es entre 2 y 3 veces peor que la del exterior

Resulta pues de importancia vital mejorar la calidad del aire interior, sobre todo considerando que en los países económicamente más desarrollados gran parte del tiempo transcurre en ambientes cerrados: Oficinas, talleres, fábricas, habitaciones, lugares de ocio o medios de transporte.

                   En nuestra sociedad pasamos hasta el 90% del tiempo en estos lugares cerrados, de los que el 30-40% son ambientes de trabajo.

Los posibles contaminantes interiores de las viviendas, de los lugares de ocio, de los edificios industriales, son muchos, tanto biológicos como químicos, y dependen de la ubicación de los edificios, de los materiales usados para la construcción, de la actividad desarrollada y de la presencia de instalaciones de acondicionamiento térmico: Sistemas de ventilación, aire acondicionado y calefacción.

 Desde el punto de vista del ahorro energético, se han introducido sistemas de calefacción y de acondicionamiento que reciclan el aire y que, si no han sido correctamente proyectados, instalados y periódicamente revisados, pueden representar una fuente de contaminación, tanto biológica como química.

                                                                Además, la presencia y el creciente uso de productos químicos y sintéticos (materiales plásticos, muebles de aglomerado, fibras sintéticas, detergentes, barnices, disolventes, aislantes artificiales, etc.) han facilitado que en los ambientes interiores se generen continuas emisiones, de compuestos volátiles (COVs),(ver internet) con una consecuente disminución de la calidad del aire y una toxificación del ambiente causa de tantos síndromes, trastornos y enfermedades como ciertas alergias, asmas, dolores de cabeza, mareos y muchos más.

 La BIOCONSTRUCCIÓN que vuelve a nuestro días reúne por una parte la filosofía ancestral de los arquitectos más insignes y reconocidos por la historia que tanta importancia le daban a la ubicación, a la orientación, a las formas, a las dimensiones y a los elementos constructivos, que tanto influyen después, en el bienestar y salud de sus habitantes, y por otra parte los avances y la tecnología de nuestro tiempo que permiten el diseño y ejecución de proyectos que hacen de las casas bioconstruidas una arquitectura mucho más atractiva y cálida, una mucho mayor funcionalidad , un ahorro energético muy notable y sobre todo un estar dentro de ellas especialmente agradable favorecedor y muy sanador.

                  ¿Dónde pasamos la mayor parte del tiempo de nuestra vida?

Afortunadamente en las últimas décadas, ha madurado una mayor sensibilidad en algunas esferas del sistema social, informadas y exigentes hacia los problemas de salud y confort, que se desprenden de las construcciones hechas con los materiales ecosaludables que permiten un mayor bienestar y sobre todo un incremento de la salud de sus moradores. 

Las personas, inhalamos entre 10.000 y 20.000 litros de aire al día y pasamos entre el 80 y el 90% de la jornada en lugares cerrados: Casa 11 horas, Trabajo 8 - Colegio 8,5 horas, mas transportes Públicos,  Automóvil, Lugares de Ocio, Lugares Públicos

                                           Los datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud nos informan de que alrededor del 20% de la población occidental está afectada por el Síndrome del Edificio Enfermo; Un dato que yo personalmente creo que se queda bastante corto:

 Calificamos como Síndrome del Edificio Enfermo al conjunto de trastornos, desajustes y dolencias que se manifiestan en las personas que permanecen bastantes horas en esos edificios y que son causadas por los factores contaminantes presentes en el interior de las construcciones modernas.

                                                                       Las personas que allí residen se quejan de diversos síntomas como por ejemplo, piernas nerviosas, irritaciones en los ojos, nariz, garganta, así como tos seca, piel deshidratada, vértigos o náuseas, dificultad de concentración, fatiga, dolores de cabeza, particular sensibilidad a los olores, irritabilidad. La mayor parte de estos síntomas desaparece o se atenúan al alejarse del edificio.

                                  El Síndrome del Edificio Enfermo, como ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud, es una característica de numerosas construcciones nuevas o de inmuebles de restauración reciente, en los que se han empleado de forma  inconsciente  numerosas sustancias de síntesis introducidas en el mercado de la construcción (barnices, pinturas, lacas, aglomerados, aislantes, p.v.c. algunos tipos de enfoscados…),

 El hermetismo en favor de la contención del consumo energético, el mal uso de los suelos radiantes, la escasa ventilación y como consecuencia la escasa transpirabilidad de dichos materiales puestos en obra, han transformado la casa en un “compartimento estanco”, con elevadas tasas de contaminación dentro de ellas.       

                                                                                   La calidad del aire en ambientes cerrados debiera considerarse un problema real de sanidad pública, ya que es determinante su impacto sobre la población en términos, tanto de efectos sanitarios con costes directos para la asistencia médica, como de orden económico general.

                                Estudios efectuados en los Estados Unidos por el National Institute of Occupational Safety and Health (NIOSH) entre los años ’80 y ’90, han revelado que el 50% de los problemas de salud de los empleados americanos han sido consecuencia del Síndrome del Edificio Enfermo. Tal problema es el origen del 50% del absentismo laboral, con consecuencias de fácil deducción dentro del ámbito de los costes sociales.

                                                                                                                                                                    Se ha podido comprobar asimismo y por el contrario, el notable aumento de la producción, el escaso absentismo laboral y la salud en general tanto física como anímica en empleados de industrias cuyos edificios, naves o talleres están construidos con materiales ecológicos.

                                                            La calidad del aire del interior de espacios cerrados con el síndrome  del edificio enfermo que representa el 90% del aire que se respira y que está entre 2 y 3 veces más contaminado que el del exterior afecta pues a la salud de los que trabajan o viven en ellos, de forma alarmante.

Tiempo transcurrido al aire libre10.5%

Tiempo transcurrido en lugares cerrados 89.5%

 De todo lo expuesto se deduce la enorme importancia que tiene la correcta elección de los materiales de construcción, que deben tener, como ya he dicho antes, una altísima porosidad, higroscopicidad y transpirabilidad.

                                                                             A menudo, los daños más graves en los muros, se derivan del empleo de morteros y enfoscados que no son capaces de eliminar la gran cantidad de agua, (alrededor de 80.000 litros), necesaria para construir una vivienda unifamiliar.                                                                                                                                           

 Muchas viviendas nuevas nacen ya “enfermas” dado que no se presta la atención necesaria en la elección de los materiales que aseguran la transpiración natural del edificio.

                                                       La correcta transpirabilidad de los muros, mediante el continuo intercambio de aire y vapor que mantiene en perfecto equilibrio “la casa que respira”, es otro factor indispensable para evitar contaminantes biológicos como bacterias, hongos, mohos y algas, que proliferan en ambientes húmedos y que son responsables de la mala construcción del edificio.

                                          El aumento de casos de asma registrados en los últimos años entre niños y adolescentes, sobre todo de asma de tipo perenne no ligado a la estación, ha incrementado la sensibilización a los alérgenos (biológicos y químicos), presentes en los ambientes interiores, una de las principales causas de los fenómenos asmáticos.                

                                                           Una elevada humedad en el aire y en los muros es la condición principal para favorecer el crecimiento de los alérgenos en interiores.    


                                       Los alérgenos biológicos interiores más difundidos

1 – Mohos y algas : Proliferan en ambientes muy húmedos, necesitan luz para multiplicarse. Se depositan y reducen drásticamente la funcionalidad del enfoscado que, impermeabilizado por estos microorganismos, deja de respirar.

 2 - Ácaros: proliferan en el de polvo y en clima cálido/húmedo (25 grados de temperatura, 75% de humedad);  A los ácaros del polvo se le imputan la mayor parte de las alergias registradas en Europa.

 3 - Bacterias: se multiplican por doquier y de modo increíblemente rápido. En un margen de tiempo muy breve surgen olores desagradables. Se pegan y actúan sobre la higiene, salud y valor estético del muro (Un signo de que ésto ocurre es que se decolora  acabado/barnizado).    

 4 - Hongos: proliferan en ambientes húmedos y en ausencia de ventilación. Dañan los polímeros de  manera profunda ya que forman manchas y destruyen el material. Se nutren del ambiente donde se desarrollan degradando las características mecánicas y estéticas de las superficies.

 Son muchos los estudios científicos no publicados que ya han demostrado que “las casas que no respiran” son “potencialmente” dañinas para la salud de las personas.

El redescubrimiento de morteros, enfoscados, revocos y pinturas naturales que dejan al muro libre para respirar ha resuelto un problema muy comentado y difundido, dando la solución correcta: mejorar la calidad del aire en ambientes interiores para conseguir un bienestar total.

 

                                        Juan Luis Herrero   (Bioconstructor)

Tal y como va nuestro mundo y concretamente la vivienda, los bloques de cemento, así como los unifamiliares, construidos sí con técnicas avanzadas, diseñando espacios funcionales, pero olvidando algo tan importante como que.. la ubicación, los materiales a emplear, la orientación, la no hermetización, la transpirabilidad, higroscopicidad, y el aprovechamiento energético, son factores que conectan esos habitáculos con el paisaje del entorno, que permiten estar dentro de ellos como en plena naturaleza, que evitan tantos síndromes, trastornos y enfermedades; Y que como consecuencia permiten una notable mayor calidad y esperanza de vida.

                                   Todos los que estéis pensando en cambiar de vivienda, que vayáis a comprar un campo, hacer una reforma o haceros con una casita en el campo, sepáis que esta alternativa de la BIOCONSTRUCCIÓN, es la mejor inversión de vuestra vida, pues además de ahorrar bastante dinero, vais a ganar en salud, felicidad  y años de vida.

Es normal que como tratándose de un tema que seguramente no conocéis, tengáis dudas, antes de comprar un campo o lanzaros a comprar o a construir una casa o hacer una reforma, pero tened bien presente que no se trata de un par de zapatos que si os hacen daño, se compran otros y se han perdido 80, 100 o 150 €;  Se trata del espacio del lugar, del habitáculo donde vais a  vivir mucho tiempo y quizá toda la vida.  No os cuesta nada consultar antes e  informaros bien, y para ello no tenéis más que llamar al teléfono 

948 152672 o 629 05 00 00


 Compuestos orgánicos volátiles.  COV

Los compuestos orgánicos son sustancias químicas que contienen carbono y se encuentran en todos los elementos vivos. Los compuestos orgánicos volátiles, a veces llamados VOC (por sus siglas en inglés), o COV (por sus siglas en español), se convierten fácilmente en vapores o gases. Junto con el carbono, contienen elementos como hidrógeno, oxígeno, flúor, cloro, bromo, azufre o nitrógeno. Los COV son liberados por la quema de combustibles, como gasolina, madera, carbón o gas natural. También son liberados por disolventes, pinturas y otros productos empleados y almacenados en la casa y el lugar de trabajo.

                Algunos ejemplos de compuestos orgánicos volátiles son:

Naturales: isopreno, pineno y limoneno

Artificiales: benceno, tolueno, nitrobenceno

Otros ejemplos de compuestos orgánicos volátiles son formaldehído, clorobenceno, disolventes como tolueno, xileno, acetona, y percloroetileno (o tetracloroetileno), el principal disolvente usado en la industria de lavado en seco. Muchos compuestos orgánicos volátiles se usan comúnmente en disolventes de pintura y de laca, repelentes de polillas, aromatizantes del aire, materiales empleados en maderas, sustancias en aerosol, disolventes de grasa, productos de uso automotor y disolventes para la industria de lavado en seco.

                               Muchos compuestos orgánicos volátiles son peligrosos contaminantes del aire. La importancia de los COVs reside en su capacidad como precursores del ozono troposférico y su papel como destructores del ozono estratosférico. Contribuyen a la formación del smog fotoquímico al reaccionar con otros contaminantes atmosféricos (como óxidos de nitrógeno) y con la luz solar. Se da principalmente en áreas urbanas, dando lugar a atmósferas ricas en ozono de un color marrón. Reduciendo la emisión de estos compuestos orgánicos volátiles y de los óxidos de nitrógeno se conseguiría evitar la formación del smog.

Propiedades de Compuestos orgánicos volátiles [editar]

Los compuestos orgánicos volátiles presentan propiedades características responsables de sus efectos sobre la salud y el medio ambiente. Son compuestos volátiles, liposolubles, tóxicos e inflamables.

- Volatilidad: Son compuestos orgánicos que se evaporan rápidamente a la atmósfera. Esta propiedad da lugar tanto a contaminación atmosférica como a importantes riesgos para la salud. La vía de entrada más peligrosa al organismo es la inhalación.

- Liposolubilidad: Son moléculas orgánicas y por lo tanto son liposolubles, presentan afinidad por las grasas y se acumulan en los tejidos grasos del cuerpo humano. Productos resultantes de su metabolismo dentro del organismo si presentan hidrosolubilidad.

- Inflamabilidad: Generalmente son compuestos inflamables, es decir que arden con facilidad en contacto con el aire.

- Toxicidad: Las propiedades tóxicas van a depender de cada compuesto y de las condiciones de exposición. A corto plazo pueden causar reacciones alérgicas o mareos y en exposiciones más prolongadas se relacionan con lesiones neurológicas y otros efectos psiquiátricos como irritabilidad, falta de memoria, dificultad de concentración…

 

Fuentes de Compuestos orgánicos volátiles [editar]

La fuente de los COVs puede ser natural o artificial. La fuente natural más común es el metano, un gas de efecto invernadero, generado por la descomposición de la materia orgánica, por la quema de biomasa o por animales rumiantes como las vacas. Otros COVs de origen natural son los aceites esenciales constituidos por terpenos.

Las fuentes artificiales de compuestos orgánicos volátiles tienen su origen principalmente en actividades industriales como la industria de pinturas, del calzado o siderúrgica, los disolventes de la industria de lavado en seco, la evaporación de disolventes orgánicos, los automóviles e incluso el humo del tabaco. Dentro del hogar podemos encontrar numerosas fuentes de COVs, como en los productos de limpieza, productos de higiene personal, cosméticos, pinturas, plásticos

 

Actividades donde se producen COVs [editar]

  • Industria siderúrgica
  • Industria de plásticos y caucho
  • Industria del calzado
  • Pinturas, barnices y lacas.
  • Industria alimentaria
  • Industria maderera
  • Industria farmacéutica
  • Industria cosmética
  • Industria de la lavado en seco

 

Efectos sobre la salud [editar]

Los efectos sobre la salud son variados, dependen del compuesto y del periodo al que se ha estado expuesto. Los compuestos orgánicos volátiles son liposolubles, y gracias a su afinidad por las grasas se acumulan en diversas partes del cuerpo humano. A corto plazo pueden causar:

- irritación de ojos y garganta, náuseas, dolor de cabeza, reacciones alérgicas, mareos,  fatiga.

Y a largo plazo pueden dañar el hígado, los riñones o el sistema nervioso central. También pueden ser carcinógenos, como por ejemplo el benceno.

Los COVs se pueden clasificar según su peligrosidad en 3 grupos:

• Compuestos extremadamente peligrosos para la salud: Benceno, cloruro de vinilo y 1,2 dicloroetano.

• Compuestos de clase A: Son compuestos que pueden causar daños significativos al medio ambiente, como Acetaldehido, anilina, tetracloruro de carbono, 1,1,1-tricloroetano, tricloroetileno, triclorotolueno etc.

• Compuestos de clase B: con menor impacto en el medio ambiente como Acetona y etanol.

                                                      

                                                                                 La bioconstrucción nos ofrece enormes ventajas: Estéticas, de ahorro energético, ahorro de mantenimiento, ahorro económico y lo más importante: Más bienestar, más calidad y años de vida; Me atrevo a decir que un edificio BIOCONSTRUIDO es una de las tres mejores inversiones para nuestra salud.

Claro que si hablamos de las bondades de los materiales sanos, ecológicos,  que hacen de un edificio un lugar saludable, en justicia debemos decir también, que no todos los materiales convencionales que se emplean en las construcciones en serie son perjudiciales o agresivos; pero sí, que muchos de ellos, silenciosamente nos roban bienestar y salud;

                                                                           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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